Presentes en Roma: Caminos de Nueva Evangelización.

Foto Presentes en Roma: Caminos de Nueva Evangelización.

El SCPE-España ha estado presente en el Encuentro Internacional de Centros Académicos y Escuelas de Nueva Evangelización celebrado en Roma, del 19 al 21 de septiembre de 2019, que ha sido organizado por el Consejo Pontificio de para la Promoción de la Nueva Evangelización.

D. Fernando Mañó, promotor del SCPE en España e Iberoamérica, participó junto a D. Paul Fenech, vicepresidente del Organismo Internacional al servicio del Sistema de Células Parroquiales, en este encuentro titulado: “¿Es posible encontrar a Dios? Caminos de Nueva Evangelización”. Además tuvieron tiempo para hablar un poco sobre los preparativos del evento de las Células con el Papa en noviembre de 2019.

Un encuentro en el que pudieron compartir con Mons. Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización. Además el Papa Francisco recibió en audiencia a los 300 participantes de encuentro y compartió con todos ellos está reflexión.

Nuestro desafío: "Hacer arder el corazón"

En esta audiencia el Santo Padre compartió a los presentes que "hacer arder el corazón es nuestro desafío". Un desafío que encuentra algunos obstáculos: "A menudo sucede que la Iglesia es un recuerdo frío para el hombre de hoy, o una ardiente decepción, como lo fue la historia de Jesús para los discípulos de Emaús. Muchos, especialmente en Occidente, tienen la impresión de una Iglesia que no los entiende y que está lejos de sus necesidades".

 

Ante una Iglesia mundanizada: "hay que ocuparse"

Además dijo que ante una iglesia "mundanizada" que sigue "los criterios de éxito del mundo y olvida que no existe para proclamarse a sí misma, sino a Jesús" señaló que "hay que ocuparse". Explicando que la Iglesia "cuando no siente el ardor de actuar el Evangelio en el presente, termina siendo más un lindo hallazgo de museo que la sencilla y festiva casa del Padre. ¡La tentación de los museos!".

No obstante, el Santo Padre constató que son mucho los hijos que el Padre quiere hacer "sentir como en casa", "son nuestros hermanos y hermanas que, beneficiándose de muchos logros técnicos, viven absorbidos por el torbellino de un gran frenesí".

"Cuántas personas a nuestro lado viven apuradas, esclavas de lo que debería ayudarles a sentirse mejor y olvidar el sabor de la vida: la belleza de una familia grande y generosa, que llena el día y la noche, pero que ensancha el corazón, la luminosidad que está en los ojos de los niños, que ningún teléfono inteligente puede dar, la alegría de las cosas sencillas, la serenidad que da la oración".

 

Nuestros hermanos sólo nos  piden: "amar y ser amados"

Nuestros hermanos –dijo el Santo Padre - solo nos piden una cosa esencial, algo que "corresponde a las necesidades más profundas": "amar y ser amados, ser aceptados por lo que uno es, encontrar la paz del corazón y una alegría más duradera que el entretenimiento".

 

Todo esto – continuó el Papa – “lo hemos experimentado en una sola palabra, y más aún en una sola persona, Jesús” y tenemos esta misión: “encontrarnos con nuestros contemporáneos para hacerles conocer su amor. No tanto enseñando, nunca juzgando, sino haciéndonos compañeros de camino”.

 

¡Qué importante es sentirse interpelado por las preguntas de los hombres y mujeres de hoy! Sin pretender tener respuestas inmediatas y sin dar respuestas pre-envasadas, sino compartiendo palabras de vida, no para hacer prosélitos, sino para dejar espacio a la fuerza creadora del Espíritu Santo, que libera el corazón de la esclavitud que lo oprime y renueva. Transmitir a Dios, pues, no es hablar de Dios, no es justificar su existencia: ¡hasta el diablo sabe que Dios existe! Anunciar al Señor es testimoniar la alegría de conocerlo, es ayudar a vivir la belleza de su encuentro.

 

Nuestros hermanos sólo nos  piden: "amar y ser amados"

Dios – continuó el Santo Padre – no es la respuesta a una curiosidad intelectual o a un compromiso de voluntad, sino una “experiencia de amor”, llamada a convertirse en “historia de amor”. “Dios es amor incondicional, no cambia, no obstante todo aquello que podamos hacer”.

 

El primer anuncio: Renueva la vida cristiana siempre

 “Qué hermoso es anunciar este Dios fiel a nuestros hermanos  que viven en la tibieza” – añadió el Santo Padre.  Qué hermoso es decirles: "Jesucristo los ama, dio su vida para salvarlos, y ahora está vivo a vuestro lado cada día" (Evangelii gaudium, 164). El anuncio del cual se desarrolla la vida de Fe.

Con este primer anuncio la vida cristiana se renueva siempre. Quisiera reiterar ante ustedes que "cuando decimos que este anuncio es 'el primero', no significa que está al principio y después se olvida o se sustituye por otros contenidos que lo superan. Es el primero en el sentido cualitativo, porque es el anuncio principal, el que siempre debemos volver a escuchar de diferentes maneras y que siempre debemos volver a anunciar".

 

Ser signos vivos del amor proclamado

Finalmente, el santo Padre recordó que la vida de fe renace del encuentro con Jesús y lo que “lo que en la vida es encuentro ayuda a crecer en la fe”. De ahí su invitación a “acercarse a los necesitados, construir puentes, servir a los que sufren, cuidar a los pobres, ungir la paciencia  a los que nos rodean, consolar a los que están desanimados, bendecir a los que nos hieren”. Para convertimos "en signos vivos del Amor que proclamamos".

 

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